La página que precede a este texto en mi libreta está arrancada porque no he podido ni he querido evitar darle la siguiente nota a una bellísima chica de tez latina y cuerpo sensualmente curvilíneo que, sentándose frente a mí en el tren camino a Barcelona, me ha esbozado una maravillosa sonrisa que me ha cautivado por completo:
«Quiero volver a verte sonreírme así.»
Y cómo no, termino temblando, nervioso y costándome horrores afinar mi pulso para acabar de escribir esta última frase apenas unos segundos después de dársela.