Por si no me conoces, te pongo un poco en situación. Me llamo Miquel y vivo en los alrededores de Barcelona. Informático de vocación, llevo prácticamente dos años en el paro aprovechándolo para estudiar, viajar, leer y crecer. Siempre muy precoz; me fui a vivir solo a los dieciocho años, firmé mi primera hipoteca a los veinte y fui padre a la tierna edad de veinticuatro años… Pero hoy vengo a hablarte de mi niña.
Mi niña, a la que adoro y que ahora está saliendo con un chico al que conoció un sábado noche de hace unas semanas en una discoteca saliendo de fiesta. Un chico con el que me contó emocionada que tuvieron muchísimo «feeling» desde el principio y que aún y haberse pasado prácticamente toda la noche juntos, al día siguiente ya estaban volviendo a quedar para verse y a los dos días y el fin de semana siguiente. Y me alegro porque llevaba una temporada que los chicos que conocía le salían rana, le daban plantón, dejaban de escribirle o la decepcionaban.
Mi niña, esa que se mete en mi cama a media noche cuando se siente sola en la suya, la que sabiendo que me encanta, aunque no debo, me hace pasteles con chocolate o me sorprende con pollo rebozado para cenar cuando llego de clase por la noche. La que me toca la cabeza mientras estamos tumbados en el sofá viendo pelis de superheroes las tardes de domingo. La que me pide consejo y se apoya en mí cuando tiene problemas. A la que tantas veces he visto llorar y he intentado consolar. La que tantas veces me ha visto llorar y me ha intentado consolar. La que le cuesta decidir qué ponerse y me da a escoger pero da igual qué le contesté porque en el finde ya sabe el que quiere. La que siempre me pregunta, me ignora y al final me da la razón.
Mi niña que se me enamora y seguramente ya no me acompañe a tantos de los partidos de rugby que arbitro cada fin de semana. Seguramente empiece a dormir más noches fuera de casa con él o empiece a traérselo a dormir algunas noches. Seguramente tenga menos tiempo para mí, menos mensajes de whatsapp y se olvide de recordarme tantas veces cuánto me quiere.
Mi niña a la que echaré de menos cuando todo eso ocurra se me enamora. Pero vale la pena si en eso sé que encuentra felicidad.
¿Que qué edad tiene mi hija? No, yo sólo tengo un hijo, un chico que este verano cumplirá catorce años. De quien llevo hablando todo el rato es de mi pareja, mi chica, mi novia, mi niña… que se me enamora.
Puede que esta historia esté confinada únicamente en mi imaginación, pero podría perfectamente ser bien cierta.
Solo hacía falta ordenar las ideas de lo que sentías y plasmarlas en palabras… 😉
Tú eres grande! Hermoso escrito.
Eres increíble todo lo que escribes me encanta
Eres único y muy especial. Hay algo en este escrito que me confunde. Pero me encantas y me gustas un montón.
Un abrazo muy grande Miquel, de tu amigo Ricardo, si aquel con el que quedastes en el MacDonalds, un gran gran abrazo