El domingo por la tarde, mi pareja Ceci y yo quedamos con nuestros amigos P y E. Hacía más de un año que no nos veíamos, y estábamos emocionados de pasar tiempo juntos nuevamente. Decidimos ir a Training Pedralbes, un club swinger ubicado en la zona alta de Barcelona, para disfrutar de una velada divertida y sensual.
Fue un plan improvisado y entre que nos preparamos a prisas Ceci y yo, no llegamos al club hasta las nueve de la noche, mi chica me recriminó que le hubiera metido tanta prisa pues nuestros amigos aún no llegaron hasta pasados unos minutos. En cuanto llegaron, las risas y el afecto se mezclaron mientras intercambiábamos abrazos y besos con P y E. Pasamos un tiempo charlando para ponernos al día y recordar las experiencias que habíamos compartido en el pasado.
Después de un rato, decidimos dar la «puti vuelta» por el resto del club. Subimos a las taquillas en la planta superior para dejar nuestras pertenencias y prepararnos para la noche que nos esperaba.
Un inciso: A estos amigos yo los conocí un par de años antes que a Ceci justamente en ese mismo club, en ese primer encuentro sentí una gran conexión con E. Por ello, en un momento de proximidad que tubimos a solas esperando nuestras respectivas parejas cuando íbamos bajando hacia el sótano, le confesé que desde desde esa primera vez años atrás, tenía un huquito en mi corazón ocupado por ella. (nota mental: tengo que escribir cómo fue mi primera vez con E)
Tal como comentaba, nos dirijimos al sótano que es donde se encuentra una excitante sala ambientada como una mazmorra. Sin inhibiciones y esas ganas acumuladas después de tanto tiempo, decidimos entregarnos al placer y comenzamos a explorarnos mutuamente en un ardiente encuentro en grupo.
Algo que luego incluso comentamos Ceci y yo al llegar a casa, es que hubo muchos besos. Cálidos, tiernos, con mucha lengua… lengua que también recorría piel humeda y salada. Delicioso.
El deseo y la pasioón junto con el calor abrumador del ambiente nos llevaron a un punto próximo al desmayo a P y a mí por lo que decidimos casi suplicandoles a nuestras chicas ir a refrescarnos a lazona de aguas. Aceptaron y nos dirigimos a la piscina interior del club, sumergiéndonos en sus aguas mientras dejábamos que nuestros cuerpos se relajaran del frenesí sensual.
Después de disfrutar de un momento de tranquilidad en la piscina, el hambre comenzó a hacerse presente. Decidimos buscar un lugar para cenar juntos. Con risas y complicidad, terminamos en la terraza de un McDonalds, la única opción abierta a esa hora.
Mientras saboreábamos nuestras hamburguesas y una ensalada, las conversaciones se volvieron más profundas y filosóficas. El tema del poliamor y las relaciones no monógamas surgieron en la conversación, y compartimos nuestras reflexiones y experiencias personales. Cada uno desde su perspectiva, intercambiamos opiniones y emociones, enriqueciendo nuestra comprensión sobre las distintas formas de amar y conectar con otras personas.
El tiempo pasó volando, y nos dimos cuenta de que era ya la 1 de la madrugada. Agradecimos la oportunidad de compartir una noche tan especial y significativa juntos.
Llenos de complicidad, amor y amistad, nos despedimos con la promesa de repetir esta maravillosa experiencia en el futuro. Al final de la velada, lo que realmente importaba era el vínculo especial que habíamos creado como pareja y amigos, permitiéndonos explorar juntos la intimidad, el deseo y la libertad en el entorno altamente sugerente de un club swinger como Training Pedralbes.